El teatro del Duque de Rivas
Don Ángel de Saavedra,
Duque de Rivas (1791- 1865), pertenece a la primera generación romántica
española. Se educa en el neoclasicismo y se convierte con entusiasmo al
romanticismo durante su exilio de 1823.
Su teatro clásico se
compone de tragedias en cinco actos y comedias costumbristas en tres. En ellas
se respetan rigurosamente las unidades y se presta más atención a los
sentimientos conflictivos de los personajes que a la acción.
Su teatro romántico
consta de dramas con tres, cuatro o cinco actos, que no acatan las unidades ni
la rigidez de los géneros, que mezclan lo serio y lo jocoso, que cuidan más la
intriga que el estudio de los caracteres, que buscan lo efectista y que
reflejan influencia del teatro del Siglo de Oro. A este grupo pertenece Don Álvaro o la fuerza del sino.
Don Álvaro o la fuerza
del sino
Esta obra encarna el
romanticismo, movimiento contra el que en realidad van las iras de algunos
críticos; que es imitación del teatro antiguo español y del moderno francés;
que contiene escenas admirables, versos muy hermosos y notable inspiración.
Don
Álvaro constituyó un estreno controvertido, que levantó las
pasiones de los bandos opuestos: de esta forma estaba llamando a ser un hito en
la historia teatral del país, produciendo un impacto decisivo en el gusto.
El tema fundamental en Don Álvaro es el ensañamiento de la mala
suerte en un hombre: un tema trágico, igual que los de la tragedia griega, que
deja la impresión de la impotencia del ser humano ante la vida. Es una obra
desesperada, ni cristiana ni racional, a nivel de lo oscuro e instintivo,
desarrollada con enorme poder, con una poesía fuerte y colorista. El destino
comunica al drama su tono terrible: es el fatalismo oriental, no el hado
griego. Amor, orgullo y venganza son los móviles de acción. Contiene gran
variedad y riqueza de elementos. Lo que obliga al protagonista a cometer malas
acciones es un destino externo, no su voluntad, que permanece siempre inclinada
al bien.
Es una tragedia no solo
por la muerte que arrebata al protagonista y a los personajes principales, sino
por otros varios elementos y porque de ella se desprende una imagen trágica de
la vida. Es una tragedia romántica, contiene además elementos no trágicos,
propios de la comedia: son todas aquellas escenas en las que penetra lo
costumbrista, con las gentes del pueblo, y donde a veces brota el lenguaje
castizo y el chiste. Pero Rivas ha tenido buen cuidado de situar tales escenas
paralelas a las trágicas, sin mezclarlas con ellas, salvo en momentos de
transición. Generalmente aparecen al comienzo de cada acto, dando luego paso a
la acción seria. Hay, por tanto, dos mundos, pero no se confunden: uno es el de
los seres comunes; el otro, el de los excelentes.
Bibliografía
-
RIVAS,
Duque de, Don Álvaro o la fuerza
del sino, Madrid, Espasa- Calpe, 1975, Edición, introducción y notas de
Ricardo Navas Ruiz
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