sábado, 1 de junio de 2013

Los niños perdidos, de Laila Ripoll

Introducción:
Laila Ripoll cuenta en Los niños perdidos el final de la Guerra Civil española y la inmediata posguerra. Denuncia la violencia contra los seres más débiles, los niños, que se quedan sin el afecto de sus seres queridos, sin un sustento mínimo y además reciben violencia psicológica y física que les lleva hasta la muerte. En Entrevista a Laila Ripoll, de José Henríquez, Laila dice: “A mí el tema de la Guerra Civil me obsesiona muchísimo, probablemente por antecedentes familiares. Soy nieta de exiliados, eso marca […]. Yo no puedo vivir de espaldas a esto. Me pone los pelos de punta, siento que es algo que le debo a mi gente, a mis abuelos, a tanta gente que se quedó en el camino”.

Resumen:

La obra cuenta la historia de cuatro niños huérfanos (Lázaro, Tuso, el Cucachica y Marqués) durante los años de posguerra española, en un desván de un orfanato. Allí están escondidos de una monja ciega, que aparece con el nombre de Sor, que entra en la habitación para darles comida, y además los insulta y humilla. Se descubre que realmente no era la monja, sino Tuso imitándola. Y al final de la obra se destapa que solo Tuso está vivo, todo es un recuerdo de él, que mató a la monja tirándola por las escaleras después de que ella matase al Cucachica y diera una paliza a Lázaro y Marqués, que acabaron muertos también.

Temas:
Los temas son la situación de los huérfanos de padres republicanos después de la Guerra Civil española (1936-1939), la privación de la libertad (simbolismo con el desván), violencia física y psicológica, impacto por los bombarderos de los aviones alemanes, las pésimas condiciones en los vagones donde iban los niños, pérdida de la identidad de los niños al quitarles los apellidos...

Personajes:
Lázaro: Es el niño más inteligente, es el primero en creer que son solo un recuerdo de Tuso. Murió como Marqués, después de una paliza de la monja y encerrados en un desván. Tiene algún recuerdo de sus padres, a los que los falangistas se llevaron.
Tuso: Todo lo que pasa es recuerdo suyo, y aparece como una persona adulta. No actúa como un niño chico, queriendo evitar peleas de sus amigos y consolando a Cucachica.
Cucachica: Es el más pequeño y sensible de los niños. Cuando juegan a los trenes, cuenta su impactante historia en el vagón del tren, donde ve morir a muchos niños, meaban encima de los muertos, pasaban hambre...
Marqués: Es un niño que parece provenir de una familia adinerada, pero también republicana.
Sor: Insulta a los niños, humillándolos y despreciando su sangre. Resulta que es Tuso que la imita, y al final se descubre que está muerta y que mató a tres de los niños.

El lenguaje que se utiliza es propio de niños, teniendo confusiones en algunas de las palabras como: “cuchuletas” por chuletas, “tirador” en vez de traidor, “dimousario” por dinosaurio... Juegan a muchos juegos, en enfadan, pelean y tan pronto se desenfadan. Lázaro da vida a una muñeca con camisa azul y boina roja representando a una figura falangista, canta la melodía de la Falange con Marqués para darle rabia a Tuso... Antes de saberse el final, Lázaro le dice a Tuso: “Cada vez que te posees viene la de verdad”, algo que es premonitorio del final; también le dice “¿Y por eso tú te has hecho mayor y nosotros no?", siendo consciente de que es verdad que solo son un recuerdo de Tuso.

La historia comienza “in media res”, con Lázaro haciendo pis por la ventana. El único espacio de la historia es el desván del orfanato, bien descrito al principio, un espacio simbólico, con dos únicas aperturas al exterior, una ventana y una puerta cerrada hasta el final, que sirve de refugio y espacio de juegos de los niños. Ninguno de los niños puede huir, ya que solo son un recuerdo de Tuso. El reconocimiento de los hechos finales se dan a través de un fenómeno de catarsis colectiva, que proporciona finalmente la paz a los tres niños, que deciden abrir la puerta y dirigirse hacia una luz muy fuerte.


Bibliografía:
RIPOLL, Laila. Los niños perdidos, Oviedo, KRK, 2010

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