lunes, 17 de junio de 2013

La vida es sueño de Calderón de la Barca



Se han visto dos acciones en La vida es sueño ligadas a los temas centrales de la comedia. Una, la prueba de Segismundo; la otra, la restauración del honor de Rosaura.

Se puede hablar de acción principal y acción secundaria. La acción principal es la que se 
refiere a la prueba de Segismundo, de la que procede los temas siguientes:

A)   La vida es sueño (que da título a la obra).
B)   La fuerza del libre albedrío frente al hado.
C)   La educación del príncipe.
D)   El vencimiento de sí mismo.

Cada uno de estos temas se ciñe a un conflicto personal: El A fundamentalmente se refiere a Segismundo, y el B principalmente a Basilio, el C a la relación entre Basilio y Segismundo, y el D al conflicto entre Segismundo y su propia conciencia. La jerarquía vendría dada por la mayor incidencia dramática a lo largo del texto.

La idea de «sueño» debe entenderse correctamente desde la perspectiva de Segismundo. Sueño no se toma en el sentido literal de sueño natural, aunque de él se parta para descubrir la ilusión, la irrealidad de las experiencias que bajo él se cobijan; pero entonces «sueño» se contamina de su valor figurado y se hace equivalente a «ilusión», «irrealidad», «vanidad». La deducción es casi silogística. Si la vida es sueño y este es la ilusión, la vida será ilusión también.

Al objetivar la idea de sueño, Segismundo ha hecho colectivo y general el vivir como sueño para todos los demás hombres. De ahí se desprende que ya para él, hay dos sueños: el sueño general de la vida humana, y el sueño particular de su propia existencia, habido en su experiencia personal; o, lo que es lo mismo, el sueño particular se puede integrar en el sueño general de la vida por medio de un proceso inductivo. El temor a la muerte en el ser humano es equivalente al temor de Segismundo a despertar del sueño.

La acción secundaria de La vida es sueño es la que hemos denominado La restauración del honor de Rosaura.

Calderón ha querido que sea Segismundo el restaurador del honor de Rosaura, y de alguna manera ella misma ha tenido su parte en la transformación de Segismundo. Ha habido, pues, una reciprocidad en la solución de los conflictos de ambos, y de ahí nace la estrecha fusión entre las dos acciones.

El camino de Rosaura ha sido un camino en la conquista de su honor. Rosaura no ha estado sola, al cabo. Aunque su padre no haya querido (o podido) hacerse responsable de su honor, un hombre encadenado y prisionero supo tomarlo como símbolo de su propia redención, ofreciendo así un ejemplo de acción solidaria.


Bibliografía

De la Barca, Calderón, La vida es sueño, Madrid, Alhambra, 1980

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