Se han visto dos acciones en
La vida es sueño ligadas a los temas
centrales de la comedia. Una, la prueba
de Segismundo; la otra, la restauración del honor de Rosaura.
Se puede hablar de acción
principal y acción secundaria. La acción principal es la que se
refiere a la prueba de Segismundo, de la que procede
los temas siguientes:
A)
La
vida es sueño (que da título a la obra).
B)
La fuerza
del libre albedrío frente al hado.
C)
La educación
del príncipe.
D)
El vencimiento
de sí mismo.
Cada uno de estos temas se ciñe a un conflicto personal:
El A fundamentalmente se refiere a Segismundo, y el B principalmente a Basilio,
el C a la relación entre Basilio y Segismundo, y el D al conflicto entre
Segismundo y su propia conciencia. La jerarquía vendría dada por la mayor
incidencia dramática a lo largo del texto.
La idea de «sueño» debe entenderse correctamente desde la
perspectiva de Segismundo. Sueño no se toma en el sentido literal de sueño
natural, aunque de él se parta para descubrir la ilusión, la irrealidad de las
experiencias que bajo él se cobijan; pero entonces «sueño» se contamina de su
valor figurado y se hace equivalente a «ilusión», «irrealidad», «vanidad». La deducción
es casi silogística. Si la vida es sueño y este es la ilusión, la vida será
ilusión también.
Al objetivar la idea de sueño, Segismundo ha hecho
colectivo y general el vivir como sueño para todos los demás hombres. De ahí se
desprende que ya para él, hay dos sueños: el sueño general de la vida humana, y
el sueño particular de su propia existencia, habido en su experiencia personal;
o, lo que es lo mismo, el sueño particular se puede integrar en el sueño
general de la vida por medio de un proceso inductivo. El temor a la muerte en
el ser humano es equivalente al temor de Segismundo a despertar del sueño.
La acción secundaria de La vida es sueño es la que hemos denominado La restauración del honor de Rosaura.
Calderón ha querido que sea Segismundo el restaurador del
honor de Rosaura, y de alguna manera ella misma ha tenido su parte en la
transformación de Segismundo. Ha habido, pues, una reciprocidad en la solución
de los conflictos de ambos, y de ahí nace la estrecha fusión entre las dos
acciones.
El camino de Rosaura ha sido un camino en la conquista de
su honor. Rosaura no ha estado sola, al cabo. Aunque su padre no haya querido
(o podido) hacerse responsable de su honor, un hombre encadenado y prisionero
supo tomarlo como símbolo de su propia redención, ofreciendo así un ejemplo de
acción solidaria.
Bibliografía
De la Barca, Calderón, La vida es sueño, Madrid, Alhambra, 1980
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