lunes, 27 de mayo de 2013

El Barroco


Panorama histórico
El Barroco es un concepto histórico que define una época compleja, nacida después del Renacimiento y que se prolonga hasta el siglo XVIII. Su máximo apogeo llega entre dos fechas claves: 1598, muerte de Felipe II, y 1681, muerte de Calderón de la Barca.
Los orígenes del Barroco hay que buscarlos en el Renacimiento español y más concretamente en el reinado de Carlos V (1515-1556), el cual resucitando las viejas formas clásicas de gobierno se corona emperador y pretende aunar en su mando la unidad religiosa y militar.

Situación social
Ante el desarrollo de los talleres artesanales o de tipo fabril, gran parte de la población rural se traslada a las ciudades. Son gentes que formarán un colectivo social heterogéneo y anónimo del que es lógico que se generen grandes conflictos. El individuo adopta actitudes de egoísta autodefensa y el individualismo se hace fórmula constante de comportamiento. Se potencia así la soledad -física y existencial- y se asumen actitudes de agresividad hacia el otro. Se adopta el aforismo de Hobber: “el hombre es un lobo para el hombre”.
La iglesia se encarga de una labor de recuperación de la fe a través de los artistas, instándoles a que inciten el amor a Dios a través de sus obras. Ello explica el auge de la imaginería, de los autos sacramentales, piezas dramáticas escritas para la Eucaristía y cuyo principal creador fue Pedro Calderón de la Barca.

Situación general de la literatura barroca
Gran parte de la literatura barroca es prolongación de la renacentista. Géneros, temas y fuentes de inspiración son aprovechadas por los autores barrocos que, sin embargo, incorporan elementos distintivos.
En la novela, la visión de la realidad se hace más cruda. El idealismo aún presente en el Qujote, se rompe a favor de una sátira cruel y despiadada, como en El buscón de Quevedo. Aparecen multitud de obras burlescas; se hace sátira irreverente de las más conmovedoras historias de la tradición clásica.
La poesía abandona el equilibrio general entre la forma y lo que a través de ella se expresa, para centrarse fundamentalmente en el primer aspecto. Se busca el detalle, el efecto formal aislado, como vemos en los poemas mayores de Góngora.

El auge del teatro
A diferencia del Renacimiento, que no dio especial relevancia al teatro, el Barroco es el período de máximo desarrollo de este género. Este género se convierte en el mejor vehículo educativo y toda la sociedad se ve reflejada en él. Se identifican con los personajes, sueñan con sus fantasías, aprenden el valor de la justicia, del honor social, de la autoridad monárquica, del dogma católico... Del teatro extrae el hombre barroco orientaciones para su vida y, a través de él, aprende que el triunfo solo se alcanza a través del ingenio, la malicia, la prudencia y el disimulo.
En el Barroco aparecen los “corrales” de comedias, donde se daba vida a obras de carácter popular, con un público heterogéneo y ávido de espectáculo. Otro tipo de teatro era el eclesiástico, realizado normalmente en conventos de órdenes como los jesuitas; era un teatro culto, de temática religiosa y generalmente escrito en latín.
Por último, había un teatro que se daba en la Corte, recurriendo a todo tipo de obras de ingeniería y maquinaria (tramoyas) que asombraban al espectador con sus efectos inesperados. De este tipo de teatro surgieron las primeras óperas y zarzuelas españolas.

Los temas del barroco
Los temas más frecuentes son aquellos que manifiestan la concepción barroca de la existencia. Destacan los siguientes:
-El tiempo, raíz última de todos los problemas, pues su paso acaba con todo.
-La muerte, considerada como experiencia individual y unida con el miedo al más allá.
-El sueño, que representa tanto la vida como la muerte.
-El amor, único elemento humano capaz de pervivir más allá de la muerte y que impulsa al hombre hacia lo positivo.
-La soledad, sentimiento constante que se desprende de los temas anteriores y recibe diferentes interpretaciones.
Junto a estos temas, en perfecta armonía, aparecen los opuestos del Renacimiento. La Naturaleza y cada parte que la integran se vuelve tema frecuente; la luz y el color aparecen mediante descripciones y adjetivaciones exuberantes.
Dada la complejidad y variedad de la época, se dan en ellas todas las posibilidades expresivas, desde la sencillez popular a la más difícil artificiosidad, basada esta en la asociación de ideas (conceptismo) o en el valor de la palabra (culteranismo).
Las complicaciones formales, la dificultad de las metáforas, los juegos de palabras, las alusiones, las elipsis, los símbolos, caracterizan las obras literarias barrocas y responden todas ellas a un mismo objetivo: llamar la atención de una sociedad deseosa de conmoción y sorpresa.

Bibliografía
CALDERÓN DE LA BARCA, Pedro, La vida es sueño, Madrid, Grupo Anaya, 2007

CALDERÓN DE LA BARCA, Pedro, La vida es sueño y El alcalde de Zalamea, México, Ediciones Prisma.

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